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Síndrome de la cirugía de espalda fallida

¿Qué es el síndrome de la espalda fallida?

El síndrome de la espalda fallida (en inglés: FBSS – failed back surgery syndrome) es, en verdad, una denominación poco adecuada, pues en verdad no es un “síndrome”, sino un término muy generalizado que se suele utilizar para describir el estado de los pacientes que no han obtenido un resultado satisfactorio con la cirugía de la espalda o de la columna vertebral y han experimentado un dolor continuado o crónico y persistente después de la intervención. En ocasiones, se trata de pacientes que han sido sometidos a una gran variedad de cirugías de la columna vertebral, con resultados insatisfactorios.

¿Cuáles son las causas del síndrome de la espalda fallida?

Las causas del síndrome de la espalda fallida son varias: hay muchas razones por las que una operación de espalda puede no funcionar, incluso con el mejor cirujano y con la mejor indicación.

La cirugía de la espalda o de la columna vertebral sólo es capaz de tratar la lesión anatómica (lesión) que es una causa probable de dolor de espalda, que debe ser identificado antes y no después de la cirugía. Un adecuado diagnóstico y selección del paciente es clave.

La razón principal por la que las operaciones de espalda no son eficaces y algunos pacientes siguen padeciendo dolor después de la cirugía es, con diferencia, que la lesión operada no es la causa del dolor del paciente.

De todas maneras, no existe una única razón por la que una operación de espalda no tenga éxito, por lo que no hay un tratamiento específico. En BSI somos cirujanos de columna expertos y podemos valorar tu caso de manera personalizada y asesorarte con las mejores opciones de tratamiento que te ayuden a mejorar los síntomas.

Las causas del síndrome de la espalda fallida se pueden resumir en las siguientes:

  1. Fibrosis del canal medular. Después de cualquier intervención en la columna, es normal que ocurra la cicatrización. Gracias a esto se produce el cierre de la herida, con formación de la cicatriz superficial que vemos en la piel. Pero, además, esta misma cicatriz se extiende en profundidad afectando a los músculos, grasa y hueso. Cada persona cicatriza de una forma diferente, y el problema ocurre cuando la cicatrización es excesiva. Esto es lo que ocurre en la fibrosis del canal medular, en la que la cicatriz crece de forma desmesurada y se adhiere a los nervios causando dolor crónico persistente.
  2. Inestabilidad de la columna. En este caso, se produce un movimiento excesivo de las vértebras, lo que puede atrapar la médula o los nervios. Esto se puede producir porque en la anterior cirugía se haya extirpado el tejido óseo, o se hayan dañado los ligamentos que fijan la columna, o bien porque la fusión ósea no se haya producido adecuadamente o la instrumentación colocada no haya fusionado correctamente (pseudoartrosis).
  3. Inadecuada selección de los pacientes para la cirugía. La adecuada selección del paciente antes de una cirugía de columna vertebral es fundamental para garantizar buenos resultados, minimizar los riesgos y complicaciones, y asegurar que el paciente esté debidamente informado y preparado para el proceso de recuperación. Cada paciente es único en términos de su condición médica, antecedentes médicos, edad, nivel de actividad y expectativas.
    Algunos pacientes pueden tener condiciones médicas preexistentes, como enfermedades cardiovasculares o diabetes, que aumentan el riesgo de complicaciones durante o después de la cirugía. Identificar estos factores de riesgo y optimizar la salud del paciente antes de la cirugía puede reducir las complicaciones postoperatorias y mejorar los resultados a largo plazo.
    Por lo tanto, es esencial evaluar a fondo a cada paciente para determinar si la cirugía es la opción correcta y cuál es la técnica quirúrgica más apropiada para su caso particular.
  4. Recidiva de hernia discal. Una recidiva de hernia discal es cuando una hernia discal previamente tratada vuelve a ocurrir después de una cirugía. La probabilidad de recurrencia varía, pero estadísticamente oscila entre el 15% y el 20%.

¿Cómo se diagnóstica el síndrome de la espalda fallida?

Cada caso de cirugía fallida de columna vertebral requerirá de un diagnóstico personalizado. Para ello, tu especialista realizará una exploración física, evaluará los síntomas y solicitará pruebas diagnósticas, habitualmente resonancia magnética, radiografías (en ocasiones dinámicas o funcionales), TAC y también estudios neurofisiológicos (electromiograma, potenciales evocados,…) que valoren el funcionamiento de los nervios y permitan determinar qué nervios son los más afectados.

También estudiará y revisará detalladamente la/s cirugía/s previa/s que se hayan realizado y las posibles complicaciones que hayan surgido.

¿Cuál es el tratamiento del síndrome de la espalda fallida?

Una vez obtenida una orientación diagnóstica clara sobre el síndrome de la espalda fallida, tu cirujano hará una propuesta de tratamiento orientado a la causa específica del dolor.

Los tratamientos del síndrome de la espalda fallida pueden ser medidas conservadoras con analgesia y fisioterapia, o infiltraciones sobre las vértebras o sobre los nervios (como neurolisis o rizólisis/radiofrecuencia).

En determinados casos (inestabilidad de la columna, pseudoartrosis, compresión de un nervio…) podrá estar indicada una nueva cirugía. En estos casos será siempre muy importante un diálogo con tu cirujano en el que se ajusten adecuadamente expectativas, riesgos/beneficios, de la cirugía.

El síndrome de la cirugía fallida de espalda es complejo de tratar y cada caso requerirá una valoración personalizada y una evaluación y enfoque integral y, probablemente, multidisciplinaria para abordar los diversos factores contribuyentes. Nuestros especialistas en BSI – Instituto de Columna podrán asesorarte y ayudarte a encontrar la mejor opción para tu caso.

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