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La neurocirugía de columna: los tumores raquídeos

La neurocirugía de columna: los tumores raquídeos

La cirugía de columna requiere de especialistas capaces de abordar intervenciones de alta complejidad. Éstas pueden dirigirse, por ejemplo, a la estabilización o la corrección del tronco, o al tratamiento de desórdenes o lesiones que afectan al sistema nervioso de la columna, como puede ser la aparición de tumores. Este último caso no es frecuente y habitualmente se trata de una patología de carácter benigno. Una complicación en una cirugía  de este tipo puede traducirse en una limitación seria de la movilidad o en una consecuencia neurológica grave, por lo que la habilidad y la experiencia de un cirujano especializado en columna es de extrema importancia. 

Los tumores raquídeos pueden ser primarios o secundarios. 

Cuando se trata de tumores primarios, generalmente nos encontramos con una afectación dentro del canal. Son tumores que o bien se encuentran dentro de la propia médula o bien la comprimen. Aquí el neurocirujano especializado en columna debe practicar una intervención específica, de tipo microscópico, con monitorización intraoperatoria de la médula para garantizar su normo funcionamiento después de la intervención.

La neurocirugía de columna: los tumores raquídeosEn los casos de tumores secundarios, se trata de lesiones que provienen de afectaciones oncológicas previas en otros órganos. Al producirse una metástasis, el tumor afecta el hueso de la columna y si invade el canal, produce un déficit neurológico. Este tipo de tumores son los que abordamos en BSI con un enfoque multidisciplinar, con el fin de minimizar posibles consecuencias. Unimos el estudio biomecánico y el estudio neurológico de la columna del paciente con una visión integradora y especializada a la vez, que es única, y propia de nuestra forma de entender la cirugía de columna.

Estas patologías no tienen prevención, pero como ya se ha indicado, el pronóstico suele ser bueno. Los pacientes, generalmente adultos a partir de los 40 años, acuden a la consulta cuando pierden fuerza en las piernas, tienen sensaciones anómalas como hormigueos en las extremidades o el torso, o dolores nocturnos en la zona de la espalda donde se encuentra ubicado el tumor. El diagnóstico se lleva a cabo principalmente mediante una resonancia. 

La recuperación total depende en gran medida del estado en el que se llega a la cirugía. Como es habitual, cuanto antes se detecta un problema de salud, mejor. Es esencial consultar ante síntomas extraños pues la compresión de la médula o de las raíces nerviosas, de no ser tratada, puede resultar en afectaciones graves como paraplejias o tetraplejias. Disponer de un pronto y acertado diagnóstico es decisivo. 

En los pocos casos en los que el tumor presenta malignidad, a veces es necesario realizar sesiones de radio o quimioterapia con posterioridad a la intervención. Para el resto se requerirá de una rehabilitación específica, que nuestro propio equipo puede realizar, en comunicación con el cirujano. 

Nuestra recomendación, por consiguiente, es disponer de una atención clínica que permita diagnosticar apropiadamente lo antes posible; una decisión quirúrgica que busque sólo el beneficio del paciente y que lo intervenga con el mejor conocimiento y la mejor técnica disponibles; y una rehabilitación posterior adecuada a cada persona que no quede desligada de la experiencia de la cirugía.

En definitiva, una visión honesta e integradora en la especialidad de columna, colaboradora, y focalizada en cada paciente.

Dr. Jesús Lafuente