Las personas afrontamos una cirugía con una mezcla de nervios, expectativas y, a menudo, también miedos. Es una experiencia excepcional y única en nuestras vidas en un entorno muy desconocido: el quirófano.
Algunos pacientes lo imaginan como un viaje en avión. Y es cierto que hay elementos en común: nos ponemos en manos del piloto y su tripulación para llevarnos a nuestro destino, mientras nos desplazamos por el aire, un medio extraño.
Los equipos de cirugía de Barcelona Spine Institute (BSI) realizamos intervenciones a diario. El quirófano y el hospital es para nosotros como el avión y el aire para los pilotos: nuestro medio habitual de trabajo.
Pero sabemos que no es así para los pacientes. Y por ello queremos contribuir a acercar este entorno ante la proximidad de una cirugía. Sabemos lo importante que es sentirnos serenos como pacientes antes de entrar en un quirófano. Confiar en que estaremos tratados en las mejores manos, acompañados y cuidados en todo momento. Como en un viaje muy importante en nuestra vida y que siempre recordaremos.
El ingreso en el hospital
Habitualmente llegaremos unas dos horas antes de la hora prevista para que comience la cirugía y nos dirigiremos al mostrador de la planta cero. Podremos hacer el ingreso y prepararnos para la operación, con calma. En el momento del check-in, se nos dirigirá al Departamento de Admisiones, y al igual que en un hotel, se nos solicitará identificarnos y presentar una garantía de pago y el consentimiento informado firmado previamente con nuestro cirujano.
Desde Barcelona Spine Institute (BSI) estaremos atentos a este proceso y en algunos casos, también presentes durante el mismo, en particular cuando se trate de pacientes de edad avanzada, niños menores de edad, y siempre que se requiera.
Finalizado este primer trámite, si nuestra habitación está disponible, podremos ocuparla ya en planta y acomodar nuestras pertinencias. De no ser así, se nos alojará provisionalmente en una habitación del Hospital de Día Quirúrgico, donde nos prepararemos para pasar al quirófano. También podría ser que si en nuestro caso se hubiera programado un ingreso en UCI, se nos dirija directamente a una habitación de esta unidad y, desde allí se nos trasladaría directamente al quirófano.
Los adultos podrán estar acompañados de otra persona mientras que los menores de edad podrán estarlo por ambos progenitores. Si bien las habitaciones son individuales, todas ellas cuentan con una cama para acompañante. La excepción es la UCI, donde sólo se encuentran admitidos los pacientes.
La preparación para la cirugía
En nuestra habitación una enfermera nos preparará para la cirugía con la toma de las constantes vitales (temperatura, tensión y frecuencia cardiaca); la comprobación del ayuno prescrito; o el repaso de la medicación habitual (para lo que será conveniente llevar esta información lista y ordenada al hospital).
La enfermera también revisará y custodiará toda la documentación requerida para la intervención, entre la que se encontrarán las pruebas diagnósticas realizadas. Y nos indicará cómo prepararnos para bajar al quirófano: nos facilitará una bata y ropa interior; nos recordará que no es posible llevar joyas ni piercings; y nos avisará de que las uñas no podrán estar esmaltadas. Indicaciones sencillas que tendremos que seguir.
La entrada en el quirófano
El anestesista, una vez todo lo necesario esté listo y comprobado, es el que dictará el inicio de la cirugía. El paciente podrá entonces bajar en camilla al bloque quirúrgico, la zona del hospital donde se encuentran los quirófanos y las zonas de espera adyacentes. Será en una de éstas donde el anestesista nos estará esperando junto con una enfermera y donde, de nuevo, se nos formularán preguntas de control e identificación. No estaremos solos y siempre seguiremos atendidos.
Para iniciar la sedación antes de administrar la anestesia será necesario disponer de un acceso venoso, mediante la colocación de una vía en la zona próxima a la muñeca. De esta forma entraremos en el quirófano tranquilos y en las mejores condiciones para recibir la anestesia general. Posteriormente, con el paciente ya dormido, si procede, se administrarán antibióticos o se colocará una sonda vesical (para operaciones de larga duración). También será el momento para situarnos en la mesa de operaciones en la postura indicada para nuestra cirugía que, en muchas de las intervenciones de columna, es boca abajo. Este procedimiento se realizará por los miembros del equipo quirúrgico cuando estemos ya dormidos (no lo recordaremos) y, despertaremos siempre en posición de normalidad, boca arriba.
Aunque el paciente estará muy protegido, es interesante saber que en los quirófanos suele hacer frío: la temperatura habitual ronda los 19 – 21 grados. Por este motivo, para que estemos confortables, en la mesa de operaciones se cuenta con una manta térmica sobre la que se coloca al paciente, y perfusores de sueros a temperatura controlada para mantener la temperatura corporal.
A partir de entonces, seguiremos permanentemente monitorizados. El anestesista se asegura durante toda la intervención de que permanezcamos con la temperatura correcta y todas las constantes vitales controladas; y, en definitiva, de que nuestro estado general este protegido en todo momento.
De regreso a la habitación
El anestesista es la última persona con la que hablamos antes de la anestesia y, una vez finalizada la cirugía, será también la primera persona que veremos al despertar, bien sea en el propio quirófano, bien sea ya en la sala de reanimación. Allí pasaremos unas dos horas aproximadamente y es donde recuperaremos la conciencia antes de que nos acompañen a nuestra habitación (a menos que debamos ser conducidos a la UCI).
Al acabar la cirugía nuestro cirujano contactará con los familiares o personas indicadas por el paciente, e informará sobre cómo ha ido todo. Una vez en la habitación, ya podremos estar con un acompañante, que, a fecha de hoy y debido a las restricciones de la pandemia, será siempre el mismo durante nuestro ingreso.
Llegaremos a la habitación ya orientados y con la medicación y analgesia necesarias pautadas por el anestesista. A partir de aquí será el personal de enfermería en planta quien cuidará de nosotros. Cada mañana pasará a vernos uno de los médicos responsables de planta de BSI así como nuestro cirujano (habitualmente por la tarde), hasta el momento del alta, cuando podremos volver a casa.
Entre todos los profesionales del hospital y nuestro equipo médico habremos dedicado nuestros mejores esfuerzos para acompañarte a ti, paciente de cirugía, y a ti, familiar o amigo, en este viaje importante, para que sea un buen recuerdo.