La medicina física y rehabilitación como especialidad, comprende una visión holística e integral del paciente. Se ocupa de la calidad de vida de las personas desde muy distintos ángulos.Identificamos, estudiamos y tratamos los procesos que pueden dejar como secuela la discapacidad.
En el caso de la columna, tratamos las secuelas o consecuencias de una serie de patologías que conllevan la alteración del normal funcionamiento de la columna vertebral. Éstas incluyen procesos agudos como una lumbalgia, o crónicos, como las secuelas de una lesión medular dada por una fractura o una mielopatía.
Así, nuestro trabajo es multidisciplinar y nos lleva, como es el caso en Barcelona Spine Institute (BSI), a conectar con otras áreas de conocimiento como son la traumatología y la neurocirugía, la neurofiosología, la fisioterapia, y la psicología. Dado el seguimiento que le damos a patologías como el dolor, empezamos a ser más visibles para nuestros pacientes y para el resto de especialistas. Entramos en escena para acompañar y guiar a los pacientes y asegurar que, siempre que sea posible, recuperen la funcionalidad y la vinculación a la vida diaria.
El catalizador del cambio
Es por este motivo que me gusta apuntar que mi especialidad es el puente para ayudar a fomentar y promover un cambio en el estilo de vida de los pacientes. Ayudamos y hacemos lo posible para que practiquen y adopten nuevos hábitos saludables basándonos en la experiencia y en estudios clínicos. Pero para poder llegar con el mensaje, son los pacientes los que tienen que hacerlo posible. Podemos diagnosticar y tratar, motivar, explicar… pero ningún tratamiento surge efecto sin la colaboración activa de los pacientes, y sin la guía profesional. Por tanto, son parte del equipo.
Escucha activa
Nuestro trabajo empieza antes y después de un tratamiento quirúrgico o intervencionista, o cuando no hay necesidad de ello. Ayudamos en el diagnóstico y tratamiento, invasivo o mínimamente invasivo o, cuando procede, los redirigimos a otro especialista. Pero siempre hacemos una escucha activa, para entender mejor el dolor. Nos fijamos en el paciente desde que entra a la consulta: por ejemplo, en cómo camina, se quita la chaqueta o se sienta; qué postura tiene, cómo se estira en la camilla. A veces, viene con un dolor de espalda que responde a dolores referidos, un dolor que es un reflejo en realidad, de otros problemas que responden a más soluciones. Otras, descubrimos que ese dolor lumbar tan agudo se resuelve mejorando la ergonomía en su ambiente laboral… O enfatizamos ejercicios de fortalecimiento y estiramientos y, si es necesario, indicamos consulta con un cirujano cuando la causa no se resuelve de forma conservadora.
El ejercicio como base de la rehabilitación
En cualquiera de los casos -excepto cuando hay una patología grave- la base de todos los tratamientos de rehabilitación que indicamos es el ejercicio físico. Moverse es una opción. A veces no se puede practicar una actividad de impacto debido a una inestabilidad mecánica en la columna o por una fractura, o una lesión. Pero con estas excepciones, mi recomendación es la actividad física. No se trata de una imposición médica. No hay que tomarlo así.
Recordemos que somos un equipo. Así es que se trata de plantear objetivos tangibles y metas realistas. Y dejarnos ayudar también por la tecnología, que puede hacer de agente motivador y de registro de nuestros avances.
Es posible recuperarse del dolor. Mejorar la calidad de vida.
Dr. Nicolás García